martes, 8 de febrero de 2011

...those would be the best memories...

Primera parte (de dos):
Siendo franco, no tengo la más vaga idea de qué decir aquí. Me ofrecieron a escribir algo, algo sencillo, sin llegar a una exagerada extensión. Cabe destacar que las líneas siguientes han fluido nada más y nada menos que de la pura improvisación. Creo que Daddy Yankee me envidiaría.
Ni siquiera recuerdo quién fue el que me sugirió escribir aquí.

Segunda parte (de dos)
Bien, empiezo. Digamos que tengo una cierta e indefinida afinidad con los negros. De hecho, mi mejor amigo es un negro. Una de mis mayores tragas fue una morenaza extravagante y sensual, y uno de mis cantantes favoritos es negro de pies a cabeza. La familia con la que vivo es toda conformada por negros, y en cierta forma el color negro es algo intrínseco y personal en mi vida.
Aparte de la afinidad con los negros, no hay algo en mí ciertamente que sobresalga. Bueno, creo que las muchachas de mi edad se quedan algo absortas cuando me ven (pero aún más cuando me escuchan). Ah, debo decir que mi físico es algo que me acompleja muy frecuentemente. Tengo los labios más rojos de lo normal, y los mohínes no colaboran, pues no hacen más que resaltarlos. Mi abuela me pega cada vez que me ve torciendo la boca. Mi papá es alguien al que habría decepcionado si hubiera salido gay, mi hermana es mandona e irreverente y la que era por entonces mi pareja era alguien bastante...particular.

Tercera parte (de una):
La mitad de mi vida es una sátira de interjecciones y diálogos sin aparente sentido. Y no estoy mamando gallo. Es decir, he sido testigo de muchas insensateces y extrañezas a lo largo de mi corta vida, y pienso que no sólo han sido situaciones, sino también personas y animales raros; empiezo con la inverosímil explicación para contrarrestar el asunto de mis labios rojos una viejita me dijo: "eso, mijito; siga tomando jugo de mora".
En otra ocasión presencié la rapada de un niñito, quien al quedar completamente calvo exclamó: "así seré identificado más rápido por los Jedis".
La razón por la que no he tenido una vida amorosa muy activa es porque las jovencitas con las que me topo no han dado la "talla". Cuando digo talla no hago referencia al tamaño ni a las proporciones de sus atributos (aunque no me quejaría, no me quejaría), sino al hecho de que quedé terriblemente traumatizado con una anécdota en un quinceañero. Estaba sentado al lado de una niña muy simpática, a la que le hablé de Kant durante quince minutos; cuando acabé, lo único que me dijo fue suficiente para suicidarse con un cortauñas: "a mi también me gusta el rock".
Mi mejor amigo no deja de decir la palabra "waddhi" ni "marus", cuya escritura es tan desconocida como lo son sus significados. "Waddhi" hace referencia a las cosas que no tienen razón de ser ni sentido (como esta entrada) y "marus" es un derivado bastante raro del sustantivo "marica". Sí, ya ven de dónde provienen la mayoría de mis locuras. 
La vez que saqué mi cédula una muchachita me guiñó el ojo y me mostró parte de su corpiño, y el día de mi cumpleaños número quince, en vez de huevos, me embadurnaron con pasta de tomate.
Como mi nombre tiene un significado en algún idioma remoto, las mujeres gordas de los vecinos venían a la casa a exclusivamente apretujar mi pequeño cuerpo. Ahí se cimentó uno de mis karmas: desde ese fatídico momento estaría condenado a ser abrazado de manera incómoda por mujeres de grandes atributos.
Y bueno, ya no recuerdo más locuras, así que sacabó.

Cuarta parte (de cuatro)
Esto va dedicado para tí, negro, ese que me oye, ese que me escucha, ese que me quiere y me ofrece su apoyo. A ese que lloré cuando se largó para Bristol y a ese que haré reír hasta en su funeral. Amén a eso, amén a eso.

Quinta parte (de cuatro. Fuck, acabemos con esto)
All the crazy shit I did toniiiiight....those would be the best memoriiiies... I just wanna let it go for a niiiiight, that would be the best therapy for meeee...
Y a ti, otro negro, la guitarra es lo tuyo.
Chau.

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