Que se le haya dado a Facebook por crear el apartado “Un día como hoy” es un arma de doble filo. En mi caso, son más las cosas malas para recordar, y la mayoría de ellas son cosas que por nada del mundo me hubiese gustado desenterrar.
Pero como también hay cosas buenas, hoy, por ejemplo, me recordó el fan art que le hice a Robert Downey Jr. el año pasado. También estaba el de 2015 y el del 2014, y así sucesivamente. No estaba el de 2016 y me extrañé. Pero casi inmediatamente recordé por qué no lo había hecho. Bueno, empezando con que para esa fecha estaba con una malparidez existencial más grande que yo, para remate, estaba también recién hospitalizada debido a la otitis crónica aguda que venía sufriendo desde hace un año.
No quisiera alargarme rememorando la montaña rusa de emociones que fue el 2016 porque sería meter el dedo en una herida emocional que no ha cicatrizado del todo. Sin embargo, valga decir que, a pesar de que era (y es) una fecha que normalmente me llena de mucha alegría, ese cuatro de abril yo… no sentí nada. Estaba vacía. Desde la una y media de la tarde tragando antibióticos y los ronquidos del compañero de cuarto.
Es curioso porque, escribiendo esto, me siento igual que como me sentí en aquel entonces. Y es curioso también el hecho de que, cuando me preguntan: “¿Qué tienes?”, se molesten cuando les digo que nada, porque ellos saben (dicen saber) que me pasa algo. Y yo no les miento. No tuve nada en ese momento. No tengo nada. No siento nada. Estoy vacía.
Eso y todo lo que aconteció después fue horrible. Más que hacerme ayudarme a mejorar, estar en el hospital me hizo sentir peor, con muchas náuseas y ganas de llorar. Me consolaban los jueguitos en el celular o uno que otro libro. También las imágenes que tenía guardadas. Muchos memes y muchas fotos de Robert, por supuesto. Gracias a eso, pude sobrellevar el desasosiego. Él ha sido casi el antidepresivo perfecto, y me llena de una alegre tristeza (o una tristeza alegre) el hecho de que probablemente él nunca sepa lo mucho que le agradezco por eso.
Por otro lado, hoy también cumpliría años de vida Heath Ledger. Una traga de esas no se supera así de fácil. Recuerdo que, en la categoría de Mejor Actor de Reparto, tanto Heath como Robert estaban nominados; el primero por su papel del Guasón en el peliculón que fue The Dark Knight, y el segundo por hacer de un “tipo jugando a ser otro tipo disfrazado de otro tipo”. En ese momento formé parte del gran grupo de personas que en serio creyó que Robert era realmente un negro. Pero no. Ahí, en la pantalla estaba un blanco de pelo liso. Por ese entonces todavía le guardaba luto a Heath, por lo que no le presté mucha atención. Y no volví a saber del gringo blanco hasta mucho más adelante, el cuatro de mayo del 2012, día en que se estrenó la primera película de Los Vengadores. Yo era como que: “ay, mi madre, ¡si ese es el negro de Tropic Thunder!” Y bueno, ya el resto es historia.
Desde entonces me he topado con toda clase de gente, desde los que también están tragados del vale hasta los que definitivamente no pueden verlo a uno contento. Estos últimos son los mismos que van por la vida sin pasión, sin nada que les ruja en el alma. Sufren por todo y todo les fastidia. Que por qué uno fangirlea, que mejor madure, que ese man nunca sabrá de tu existencia… ugh. Eche. No seamos tan hijueputas. Vivan y dejen vivir. ¿por qué uno no puede soñar con lo imposible?
Hace mucho tiempo que no sentía nada. ¿Por qué no pueden alegrarse por uno, que ya por fin encontró con qué llenar el vacío? Qué aburrido ser así, óyeme, sin nada que te haga levantarte de la cama todas las mañanas, ya sea el fútbol, las películas, el fanfiction o el porno… y bueno, uno a veces encuentra la pasión girando en torno a alguien que uno admira. A mi lo que me gusta es el cincuentón con ojos anime que hace de Iron Man. Y no necesito tu aprobación.Coman mierda, es lo que les digo.
A mí ya me dejó de importar si lo llego a conocer algún día o si nunca se entera de mi existencia. No sé, a mí, por lo menos, me hace feliz quererlo y admirarlo. No digo que no pierdo la esperanza de que algún día se fije en esta humilde fan. He fantaseado una y mil veces, mil y un posibilidades de conocerlo en persona, y sé que ese día se me olvidará el inglés, el español, mi nombre… hasta respirar.
A pesar de que él mismo afirma que no es un actor de método, Robert no suda agua sino talento. Está más preparado que un Kumis. Actúa desde los cinco años, lo que significa que tiene encima nada más y nada menos que cuarenta y siete años de carrera artística. Hasta estudió Ballet. Vayan a su Wikipedia y aprendan sobre superación. Instrúyanse un poquito, háganse ese favor. Robert es un gato con más de siete vidas. El vivo ejemplo de que uno puede morirse en vida muchas veces, pero que también se puede resucitar muchas veces más.
En el 2011 le dieron el American Cinematheque Award, y quiso que Mel Gibson, la única persona en todo Hollywood que le ofreció trabajo luego de su temporada en prisión, le presentara el premio. Robert en su discurso de aceptación dijo: “cuando no podía estar sobrio, [Mel Gibson] me dijo que no perdiera la esperanza y me animara a encontrar mi fe (…) Y no pude ser contratado, así que me lanzó a la cabeza de una película que en realidad desarrolló para él mismo. Él puso un techo sobre mi cabeza y comida sobre la mesa, y lo más importante fue que me instó a que aceptara y abrazara esa parte de mi alma que era fea —“abrazar el cactus”. Dijo que, si yo abrazaba el cactus el tiempo suficiente, me convertiría en un hombre. Lo hice y funcionó”.
Abrazar el cactus. Cómo suena de bonito eso, ¿no? Es un mensaje que aplica para todo en la vida, marica. Y es el mensaje que hoy también quiero transmitirles a ustedes, pues, para regalarles un poquito de lo que para mí significa ser su fan. El perfeccionismo, por donde se vea, es malo. No es una cualidad, sino un defecto. Algo que yo misma sé por experiencia y que aprendí a las malas. No podemos ir por la vida renegando de nosotros mismos. Tenemos que aprender a reconciliarnos con nuestro pasado para poder vivir plenamente el presente. Eso fue lo que Robert hizo y es por eso y por muchas otras cosas más que lo admiro muchísimo. Más que un actor, yo al vale lo veo como un modelo a seguir. Sí, o sea, puede que sea un maldito egocéntrico del carajo y todo lo que quieras, pero Robert ha luchado, ha salido del oscuro pozo con uñas y dientes. Es un man que no suda agua sino talento, un actor que no suelta al personaje hasta no haber hecho el comentario en DVD. Él más que nadie se merece estar donde está y hoy yo lo aplaudo.
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