jueves, 17 de mayo de 2018

A mi madre

Mi mamá, uno de nuestros lugares favoritos, y yo, siendo bien fashion desde siempre.
Mi mamá, uno de nuestros lugares favoritos, y yo, siendo bien fashion desde siempre.


“Jamás en la vida encontraréis ternura mejor y más desinteresada que la de vuestra madre”.
Honoré de Balzac, hablando de mi mamá.

“Mi mamá me mima, mi mamá me ama”.
Nacho Lee, hablando de su mamá, y de paso diciendo lo que siento por la mía.

“Dios no podía estar en todas partes a la vez. Por eso creó a las madres”.
Alguien sobre Dios y mi mamá.

“Ya no te puedo dar más paciencia, hija, entiende”.
Dios a mi mamá.

“Tengo hambre”.
Nosotros, sus hijos, a cierta hora todo el tiempo, a mi mamá.

“¡ADIÓS, SEÑOOOO!”
Cualquier niño(a), muchacho(a) o individuo de entre 12 y 17 años en Santa Marta, a mi mamá.

“ORIANA PATRICIA, POR DIOS”.
Mi mamá, leyendo esto.



Ah, a mí me gusta pintarme a la vieja Blanca y al Mono en plena parranda de Fiestas del Mar, planeando toda la vida de mi madre. Ni Janín hubiese visto en sus cartas que el mes de mayo, mes de la Virgen, iba a ser también el mes de mi mamá. Además de MADRE y MAESTRA, y hasta de cumplir años, a la cristiana se le dio además por ser TRABAJADORA y hasta ENFERMERA, para cuya profesión nada más le falta el título. Además, nada más le falta ser abogada para ser toda una Alicia Florrick. No digo mentiras. Porque mamá no es solo the Good Wife. Es Good Mom, Good Daughter, Good Sister, Good Friend, Good Woman, Good Teacher, Good bailadora, Good jugadora de Solitario Spider... ¡Good todo!

Se me viene a la mente la época en que todo era más fácil: la infancia. Donde la única preocupación era pasarse el mundo en Super Mario o de amarrarse bien los cordones de los tenis. En esa época, y a pesar de mi corta edad, yo ya tenía una considerable experiencia en el mundo busetero, pero lo cierto era que no entendía para nada su mecanismo. Una vez dentro del vehículo, miraba a mi mamá y pensaba: "Dios mío, esta mujer es una psíquica y se comunicó con el chofer telepáticamente para decirle a dónde vamos". Con todo y eso, nunca le pregunté a ella directamente, pues uno a esa edad hacía preguntas muy bobas y como que saturarla con más preguntas bobas tampoco era mi intención. Por otra parte, yo conocía de primera mano las respuestas a ese tipo de preguntas. Como la vez que le pregunté por qué había un hueco en la mitad de la calle, a lo que ella respondió: “No sé, Oro, preguntémosle: señor andén, ¿por qué tiene un hueco?”. O la vez que le pregunté por qué un perro estaba persiguiendo a un gato: “No sé, mi amor, preguntémosle: ¡Señor gato! ¿Qué le hizo al señor perro?”

El más grande y más antiguo misterio de mi infancia iba y venía con cada viaje en buseta, y permaneció así hasta el día en que aprendí a leer. Para la vez siguiente en que me monté en una buseta, aunque todavía no diferenciaba muy bien la d de la b, comprendí que todos y cada uno de los vehículos tenían unas tablillas con las rutas de su recorrido. No pude evitar decepcionarme al descubrir que no podía viajar por Santa Marta con el poder de la mente.

Mi mamá. ¿Qué puedo decir de ella? Es todo un personaje. Hasta creo que de ella heredé la capacidad de inventar historias. Ah, como la época en que mis hermanos y yo creíamos que éramos hijos de Jorge Oñate. Ay, ombe. Qué tiempos. Para que se den una idea, ese cantante de vallenato es para ella lo que para mí es Robert Downey Jr. Y no exagero. Tampoco exagero cuando digo que elaboré una tesis alrededor de la teoría de que fue un dulce perrito consentido en su vida pasada. Esa sería la única explicación de su rasquiña crónica, más específicamente en su espalda. Eso es mucho gustarle que la rasquen, ve.

Una amiga mía suele decir que es mi fan número uno, pero yo siempre la contradigo, porque mi fan número uno es mi mamá, desde antes que yo naciera, con nada más y nada menos que veintisiete años de ventaja. Todos los logros, por muy minúsculos que sean, ella los celebra; todos mis dibujos, así sea un boli de corozo como pintado por alguien con Párkinson, a ella le parece la Mona Lisa y lo exhibe cual David de Miguel Ángel. Celebra todo lo bueno que me pasa, me apoya y consuela en todo lo malo. Se emociona más que yo con mis logros. Piensa más en los demás que en ella misma y ama mucho a sus seres queridos no sé si más que a la Coca Cola. Aunque a veces es impaciente, mi madre no es más que un roscón lleno de bocadillo, vallenato y amor.

La buena para ti hoy, en tu cumpleaños, y siempre, Blanca Patricia.
Que me alcance la vida para llenarte de orgullo.
Te amo.

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