Querido Diario: Ah. Estas formalidades de llamar querido a una cosa inanimada y cuadrada me estaban sacando de quicio. El azul de su cubierta tampoco es que me guste mucho, no. Hey, pero ahora que lo menciono, no me gustan para nada las cosas cuadradas. Bah, me parecen aburridas, bastante monótonas. Yo prefiero las curvas, curvas como las que tenía Paola. Así, bien torneadas, bien definidas, bien... curvilíneas...
Quienquiera que haya sido el genio brillante que haya inventado el trato tan amoroso a un diario algún día tendrá que sufrir bajo las letras que componen la frase "El mundo es una mierda" tatuadas en mis nudillos.
Quienquiera que haya sido el genio brillante que haya inventado el trato tan amoroso a un diario algún día tendrá que sufrir bajo las letras que componen la frase "El mundo es una mierda" tatuadas en mis nudillos.
Como te habrás podido dar cuenta, estoy algo agresivo, pero no amargado. Debo admitir ahora que hoy me despertaron con la tosquedad de siempre. El hombre de gorra de policía se asustó un tanto cuando vio el relucir de mis dientes a través de Ya los guardias de ahora no quieren respetar a los brillantes seres que pasamos el resto de nuestras existencias en estas cuatro paredes. Bueno, después de todo no me puedo quejar; son paredes acolchadas, con cierto asomo de aire por una de las rendijas de esta única ventana. La camisa de fuerza me impidió observar bien la escena que se libraba esta mañana allá afuera. Un ladrón había atracado a una mujer de mediana edad, rubia, con curvas también. Yo vi claramente al ladrón, sí, pero como a este Personaje Brillante nadie le cree mi testimonio no fue de mucha ayuda.
-¿Qué estás diciendo?
-Sí..., sí, fue él. Fue ese, el de capucha roja, el que corre a toda velocidad hacia la Gobernación.
-¿Y tú como carajos sabes hacia dónde va?
-Todos los delincuentes están allá.
El guardia no dijo más nada, pero me miraba peor. Supuse que se había intimidado con mi comentario, por lo que me eché a reír. Y cerró la compuerta.
Mis ojos mecánicamente volvieron a enfrascarse hacia la ventana sucia, y los encharcados párpados de la mujer atracada me miraban. Le dediqué una sonrisa muy típica de mí, pensando que así se calmaría. Calmada o no, se largó la muy desagradecida.
Después de eso lo único que quería era combatir el maldito aburrimiento. Me pongo de muy malhumor cuando estoy aburrido, sí.
-¡¡Estoy aburrido!!-grité en un momento de desesperación.
-¡Cállate, Adal!-me contestaron.
-¡Pero me abuuuuuurro!
-¡Sácate los mocos! ¡Da vueltas! ¡Mastúrbate! ¿Te dicen algo esas cosas?
Me eché a reír nuevamente.
-Esa última está bien, ¿no quieres echarme una manita?
Ah, pues sí, de esa manera la he pasado riéndome, sí. Sin duda una muy buena forma de aniquilar el aburrimiento, ¿no? Je je...
-¡Adal!-gritó una voz, y pude deducir que estaba a corta distancia de la puerta.
Mi risa se desvaneció por completo. Ladeé la cabeza para escuchar mejor.
-Estás demente.
-Dime algo que no sepa.
-Nunca saldrás de aquí. ¿Qué tal eso?
La risa resucitó en mis labios, y las carcajadas se escupieron desde mi garganta. En este momento acabo de recordar lo bonito que es diciembre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario