viernes, 5 de agosto de 2011

Los abuelos duran para siempre.

Los abuelos duran para siempre.
Puede que en otros cuerpos,
puede que en otras almas.

Los abuelos duran para siempre.

Me jacto de tener cinco,
dos abuelas y tres abuelos.
Todos buenos, todos bellos
Todos olorosos a incansable anhelo.

La una es rubia, chiquita, muy tierna.
Sus brazos sólo saben decir amor;
sus cabellos sólo rezan juventud,
sus ojos reflejan sabiduría y pasión.
La otra es de cabellos gruesos y negros,
y aunque el pesar en ocasiones no oiga
que de mi corazón el rugido de su nombre implora
que le de un espacio en derredor,
tal vez un abrazo, un beso, un favor
y que la llama de su antorcha disponga.

Es doloroso de admitir,
mas es conveniente decir
que dos de mis abuelos ya están muertos.
Y casualmente uno cumple años hoy.
Y estoy segura,
Ciegamente segura,
que en el firmamento gozando perdura
y envuelta en el candor
desde aquí mirándolo estoy.

El Mono, despiadado, hizo
de mí firme enemiga del domingo.
Y aunque casi no decía palabra
fui testigo de sus sacrificios,
y de un sincero dolor
que me aqueja, me irrita, desvela
y hace alejar al olvido.

Pero de ellos no hablaré más.
Daré cuenta, fervorosa cuenta
del regalo que le pedí al señor.
Nadie lo sabe.
Ciego es el mundo,
en donde el averno muchas veces crece inmundo,
en donde la peste se lleva las sonrisas,
y donde el dardo de la muerte penetra, tosco, muy profundo.

Incontables noches se derramaron,
la locura no respeta edad;
Dios es testigo de que lloré,
al Señor por un abuelo rogué.

Quería al menos uno,
uno que me hiciera reír
uno que me hiciera feliz.
Hace años que se lo pedí
Y hace poco tiempo lo fui a recibir.
Es verdad,
sublime, real,
Dios tarda, pero olvida jamás.

Ni siquiera se parece a mí.
Ni siquiera me parezco a él.
Pero sólo sé que lo aprecio,
las almas con felicidad bien recia,
los ojos indagando muy dentro, muy dentro,
y yo sólo sé que me aprecia.

No sé de poemas
y mucho menos de ensayos,
pero quiero dedicarle éste,
mi primero de tantos.

Es por eso que, infinitamente, creo
que son eternos, suaves, bellos,
almas errantes bajo un terso manto.

Los abuelos duran para siempre.
puede que en otros cuerpos,
puede que en otras almas,
mas en la duda, la angustia, el llanto
en la mente están siempre presentes.

2 comentarios:

  1. Epa!! Ahora Poesia! Oh po Dioss! No lo he leido pero voy a leerlo, y antes de hacerlo te digo que me gusta! No se porque!! Lo supongo!! Jajaja!

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