sábado, 11 de febrero de 2012

La reivindicación del miedo

Todo mi cuerpo se sacudió en un repentino y atrevido estrépito. Me descubrí sentada sobre el asfalto enrojecido de alguna calle y con las manos despellejadas y sucias. La boca me sabía a fango. Los lentes los tenía muy rayados, no podía ver casi nada. A través de las rendijas de mi visibilidad vislumbré a mi derecha una serie de árboles esqueléticos haciendo contraluz al atardecer terrorífico. Una hilera de hojas secas rozó mis mejillas. El viento frío sacudió mi pelo. 
Luego vi el lienzo. Tenía pintada unos trazos deformes y confusos. Eran cuatro en total. Constituían el pictograma de una cara seria. Esos ojos me miraban con severidad. Tragué saliva, y un segundo escalofrío sacudió mi cuerpo. Entonces de aquel esbozo raro emergió la figura de una cosa sin rostro... o eso creí. Reitero que no podía ver nada a través de mis lentes rayados. La presencia aquella vestía ropas coloridas, y sus converse estaban agujereados por unas garras horribles. Del miedo no podía moverme. El único ruido que sentía era el pasmoso ritmo de mi respiración. Mis jadeos. Mis suspiros.
Y era como si sintiera además los jadeos y suspiros de aquella cosa. Sentía su respiración tan cerca de mí pese a estar a varios metros de distancia. 
Y así me habló:
"Te aterras de lo que ves, ¿verdad? No, te ATERRAS de lo que sientes... ves a lo que te enfrentas, mas no sabes la gravedad que eso acarrea. Eres una cosa insulsa, una maldita desagradecida. SIN MÍ NO SERÍAS NADA. Vete a pensar más bien en qué cosas podrías hacer sin mí. Lo pensaste, ¿verdad? NADA. ¡Tú vives por mí! ¡Tú vives EN MÍ! ¡JAJAJÁ! ¡¿Y me temes?! ¡DAS PENA! ¡¿Cuándo sacarás el verdadero potencial?! ¡¿Hasta cuándo me vas a joder con ese miedo tan absurdo?! ¡Miedo! ¡Miedo! ¿Quién dijo miedo? Te aferras a la maldita pluma sin ni siquiera saber cómo empezar la maldita frase... y al final, ¿qué? ¿A quién le agradeces? ¿A ti misma? ¡Por favor!..."
En eso se palmea bruscamente en el pecho y da un par de escupitajos. Mis ojos se encharcaron, pero mi mirada se mantenía seria.
"Mírate, estás ATERRADA. ¡Atrévete a negarlo! ¡Me temes! ¡ME TEMES! ¡LE TEMES A TU VERDADERO POTENCIAL!..."
Me incorporé entonces de un raudo movimiento. Caminé a grandes zancadas hasta ponerme a sus espaldas, de cara al lienzo del mal, y comencé a gritarle tan fuerte como pude:
¡¡NO TE TENGO MIEDO!! ¡¡NO TE TENGO MIEDO!! ¡¡MIRA, TE GRITO, NO TE TENGO MIEDO!!
Saliva. Sangre. Mucosidad. La cara del lienzo lentamente fue desapareciendo tras el valle de elixires insanos que lo bañaron. La presencia se acercó y me tomó por los hombros. Su cara borrosa, irreconocible, se acercó a la mía, y después se formó una interrupción, como cuando se daña el canal de televisión. 
Otro estrépito me sacudió. Ahora estaba acostada en mi cama. Diez y cuarenta y cinco de la mañana. El sol emite sus rayos más poderosos a esa hora. Unas lágrimas secas adornaban el desierto de mi cara, y el techo blanco, con su sencillez y limpieza, me recordaba eso, eso que sé que alguna vez me causará más de un problema en un futuro, eso que sé que puede convertirse en mi condena con el paso del tiempo, eso que sé que no me importa y sin embargo es a la vez una de las cosas que más me preocupan: el hilo delgado y quebradizo que separa la realidad de la ficción.

1 comentario:

  1. ...traigo
    ecos
    de
    la
    tarde
    callada
    en
    la
    mano
    y
    una
    vela
    de
    mi
    corazón
    para
    invitarte
    y
    darte
    este
    alma
    que
    viene
    para
    compartir
    contigo
    tu
    bello
    blog
    con
    un
    ramillete
    de
    oro
    y
    claveles
    dentro...


    desde mis
    HORAS ROTAS
    Y AULA DE PAZ


    COMPARTIENDO ILUSION
    ORIANA

    CON saludos de la luna al
    reflejarse en el mar de la
    poesía...




    ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE TITANIC SIÉNTEME DE CRIADAS Y SEÑORAS, FLOR DE PASCUA ENEMIGOS PUBLICOS HÁLITO DESAYUNO CON DIAMANTES TIFÓN PULP FICTION, ESTALLIDO MAMMA MIA,JEAN EYRE , TOQUE DE CANELA, STAR WARS,

    José
    Ramón...

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