Soñé que corría bajo la más horrible de las lluvias. Parecían más afiladas y vibrantes agujas que gotas de agua. Tronaba y relampagueaba también. Dios, parecía el fin del mundo.
La vista la tenía nublada, y lo poco que alcancé a ver fue a madre halándome de la manga de la camisa mientras corríamos buscando refugio. No sé cuánto tiempo corrimos. Después de mucho rato dimos con lo que parecía un hotel. Entramos y nos apoyamos contra la pared, tratando de recuperar el aliento.
De pronto emergió de la oscuridad el botones. Arrastraba una carretilla que cargaba un gigantesco meteorito. Nos asustamos horriblemente al verlo. No sé cómo lo supe, pero en el sueño aquellos meteoritos eran los causantes de la lluvia y en cualquier momento podían explotar.
El botones nos habló con una voz como de ultratumba y nos dijo que ese meteorito estaba controlado y que no iba a explotar. La última escena que recuerdo me muestra a mí corriendo a abrazar a mi mamá. Le decía que la amaba. No recuerdo haber tenido tanto miedo a morir en mi vida como lo tuve en ese sueño.
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