miércoles, 12 de enero de 2011

Sólo días de ocaso...

-Voy a contar mi versión de la historia, baby, pa ver si al fin los boletas esos me dejan de joder. De aquí no me voy a mover porque me da flojera, así que como dicen por ahi, que oiga el que quiera oír.
"Pues sí, baby. Ajá, como ya debes saber la vez pasada me dijites que querías hablar conmigo de algo serio. Pues bien, yo te hice caso y nos juimos por allá atrás del granero y me dijites que yo te gustaba, baby, q te gustaba. Baby, yo ya no sé en que pensar. Pero yo no entiendo tu joda, pues el día de ayer escuché de alguien que andabas pegada al culo del Efraín. No importa quién me lo haya dicho, baby, porque más tarde que temprano tenía que saber. Toda esa joda del amor que dijites alla atrás  entonces pa qué fue, ¿ah? Igual al final yo fui muy iluso, ¿sabes? Esa joda de que a una rubia ojiverde le guste un negro maluco como yo era como difícil de creer. Aunque esos pensamientos cambiaron cuando te vi besuqueándote con el Efraín.
El que fue me dijo que habías salido hace rato con un negro bembón, baby, y pues el  único negro bembón que conocías vos era yo. Pero entonces se me estaba olvidando el Efraín. Yo no tenía ni idea de que tú estabas amigada con el boleta ese, baby, por ende lo que vi te confieso que me dejó anodadao, absorto, baby. Ejtos ojitos mieles vieron que recibías plata de ese man. Yo no supe si salir o corriendo o qué, baby.
Pues sí, despué pude divisar mejor la ejpresión del Efraín, como quien no quiere la cosa, y vi que estaba riendo, baby. Yo me puse todo bravo, así tal cual estoy ahora, baby.
La Pecosa te vio correr por la grama, y... ash, esta joda se está descargando...
Pero bueno, lo que si te digo es que le vi una cara de demonio al Efraín ese, baby. No me gustó para nada. Y al verte a vos con eja plata solo puedo pensar una vaina, baby.  Castígame si no estoy en lo cierto, baby.
¿Vos te acuerdas cuando me dijites que querías que todos los días fueran de ocasos tan bonitos como el de aquella vez? No vayas a creerte el cuento que el Efraín fue el que hizo que juera así, no, no señor. Baby, vos no sabes cuantas noches le recé a Diosito pa que te diera tus jodidos días de puros ocasos. Era lo único que pedía, baby, desde que salía del trabajo hasta llegar a la casa.
Y ahora sólo hay días de ocaso, baby, y no gracias al negro bembón maluco aquel.  Sólo días de ocaso, pero que no valen la pena ahora, baby, pues los pedí por una putica traicionera que prefirió la plata. Chao, baby. Que te rinda". Clic.
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